Reuniones familiares, planes con amigos, fiestas de cumpleaños, comidas y cenas de Navidad… En estos encuentros sociales es cuando nos damos cuenta de que nuestro hijo se queda pegado a nosotros y evita relacionarse con las personas que no le resultan familiares. En definitiva reconocemos que es un niño o una niña tímida.
Con la irrupción de la pandemia en nuestra vida, estos últimos meses las reuniones sociales se están viendo reducidas por lo que los niños y niñas también ven reducidos sus episodios de timidez. El aislamiento social puede aumentar el problema por lo que debemos trabajar desde el núcleo familiar para vencer este rasgo.
La timidez es rasgo de la personalidad que está presente en el 15% de los niños menores de 6 años, aunque gracias a la intervención positiva de sus padres y su entorno, más de la mitad de los niños superan esta cualidad genética y no son tímidos cuando crecen.
Puede que sea tímido, como alguno de sus progenitores, o puede que no. Este factor genético no es determinante ya que hay estudios que demuestran que un 20% de los niños que no muestran signos de timidez en la infancia, pueden desarrollar este rasgo de personalidad a raíz de experiencias sociales negativas o un ambiente familiar inadecuado.
La importancia del entorno familiar
La familia es el pilar más importante en el que se apoyan los niños, de este modo todo lo que ocurre en casa influye en el desarrollo posterior de su carácter.
Un entorno familiar que ayuda a superar la timidez es aquel donde se proporciona seguridad y estabilidad emocional, tranquilidad y muestras físicas de afecto frecuentes como abrazos o besos.
La timidez de los niños puede vencerse gracias a un entorno familiar seguro sin llegar a la sobreprotección. Esta sobreprotección, el estrés o padres con poca vida social tendrán un efecto negativo sobre el comportamiento social de su hijo.
10 consejos para vender la timidez
- No forzar. Lo mejor que podemos hacer cuando el niño se muestre tímido es no insistir, ni obligar. Cuanto más le digamos, menos conseguiremos.
- Evitar la sobreprotección. Los padres protectores toman la palabra en el nombre de sus hijos y acuden a consolarles cada vez que se muestra retraídos. Tampoco es aconsejable evitar a toda costa las situaciones que pueden ser incómodas ya que el aislamiento social aumenta el problema.
- No etiquetar. No es recomendable defender la actitud de nuestros hijos ante los demás con frases como “es que es muy tímido”. Si se etiqueta, el niño acabará comportándose tal y como dicta la etiqueta. Ante una situación nueva es mejor que el niño se relaje poco a poco, hasta que la acepte con normalidad.
- Padres sociables, niños sociables. Si los niños observan que sus progenitores adoptan un comportamiento y una actitud sociable ante las circunstancias nuevas, aprenderán de ellos a actuar con total normalidad.
- Dar la oportunidad de relacionarse. Cuando la situación epidemiológica lo permita, ahora ya sabéis que no es el mejor momento para ello, quedar para comer o salir con otras familias en los que haya niños de su edad, invitar a un amigo a jugar a casa, apuntarle a un deporte de equipo o salir con frecuencia al parque.Estas son algunas oportunidades que podemos darles para que practiquen sus habilidades sociales.
- Reconocer sus méritos. Un pequeño gesto desinhibido supone un importante esfuerzo para un niño tímido. Por eso es importante que los padres valoren su actitud positiva y mérito. El reconocimiento les hará confiar en sus capacidades.
- No obligarlos a hacer algo que no quieren ya que es contraproducente. Un ejemplo muy común es obligarle a darle besos a alguien.
- No reñirles, ni ridiculizarles por su timidez, sobre todo delante de sus amigos ya que puede hacerle sentir inferior.
- No compararlos con otros niños o con sus hermanos ya que aumentaría su inseguridad.
- Respetar siempre su forma de ser.